Seguro que lo has hecho miles de veces. Llegas a tu coche, te sientas, metes la llave y ¡listo! Pero, ¿alguna vez te has parado a pensar si lo estás haciendo de la manera correcta? Arrancar el motor de un coche parece el acto más simple del mundo, pero hay pequeños gestos y hábitos que marcan una diferencia enorme en la salud y la longevidad de tu vehículo. No es solo girar una llave o pulsar un botón; es el primer diálogo que tienes con la mecánica de tu coche cada día. En este artículo vamos a desgranar todos los secretos, trucos y buenas prácticas para que el simple, pero vital, proceso de arrancar motor sea siempre un éxito y nunca una fuente de problemas.
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Antes de que la emoción de la conducción te invada, es fundamental tomarte 15 segundos para realizar un pequeño ritual. Piénsalo como el chequeo que hace un piloto antes de despegar. Este hábito no solo aumenta tu seguridad, sino que también te permite detectar posibles anomalías a tiempo, ahorrándote disgustos y dinero.
Aquí entramos en uno de los grandes debates de la conducción, casi al nivel de la tortilla de patatas con o sin cebolla. La respuesta corta y directa es: SÍ, siempre deberías pisar el embrague a fondo antes de arrancar, y es especialmente crucial si el coche ha estado inmovilizado durante un tiempo.
La explicación es puramente mecánica y tiene mucho sentido. Cuando pisas el pedal del embrague, lo que haces es desacoplar el motor de la caja de cambios. Al hacerlo, el motor de arranque (la pieza que inicia el giro del motor principal) solo tiene que mover el cigüeñal y los pistones. No tiene que arrastrar también todos los engranajes de la caja de cambios, que, aunque esté en punto muerto, ofrecen cierta resistencia, sobre todo si el aceite que los lubrica (la valvulina) está frío y denso.
Imagina que tienes que empezar a correr. ¿Qué es más fácil, empezar a correr sin peso o con una mochila de 10 kilos a la espalda? Pues para el motor de arranque es lo mismo. Al pisar el embrague, le quitas esa “mochila” de la caja de cambios. Esto tiene varias ventajas:
Menor esfuerzo para la batería: El motor de arranque consume una cantidad enorme de energía de la batería. Si le facilitas el trabajo, el consumo es menor y el arranque es más rápido y enérgico. Esto es vital en invierno o cuando la batería ya no está en su mejor momento.
Menor desgaste del motor de arranque: Al trabajar con menos resistencia, esta pieza sufre menos y su vida útil se alarga considerablemente. Un motor de arranque nuevo no es precisamente barato.
Seguridad adicional: Aunque hayas comprobado que el coche está en punto muerto, pisar el embrague es un seguro de vida. Si por un despiste hubieras dejado una marcha metida, el coche no se movería bruscamente al arrancar, evitando un posible golpe.
Así que, ya lo sabes. Conviértelo en un acto reflejo. Antes de girar la llave o pulsar el botón, pie izquierdo a fondo en el embrague. Tu coche te lo agradecerá.
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El frío es uno de los mayores enemigos de la mecánica de un coche. Las bajas temperaturas hacen que todo funcione de manera menos fluida, y el momento del arranque es el más crítico. Si quieres evitar el temido “no me arranca” en una mañana helada, sigue estos consejos.
Lo primero y más importante es el estado de tu batería. El frío reduce drásticamente su rendimiento. Una batería que en verano funciona sin problemas, en invierno puede no tener la fuerza suficiente para mover el motor de arranque. Si tu coche duerme en la calle y vives en una zona fría, considera usar una batería de mayor capacidad (Ah) y potencia de arranque (A) cuando te toque cambiarla.
Si tu coche es diésel, tienes un paso extra fundamental: los calentadores. Al poner el contacto, verás un testigo en el cuadro con forma de muelle o espiral. Son los calentadores, unas pequeñas resistencias que precalientan la cámara de combustión para facilitar la ignición del gasóleo. No intentes arrancar hasta que ese testigo se apague. Puede tardar unos segundos, pero es un tiempo de espera sagrado. Intentar arrancar antes es forzar la mecánica inútilmente.
Una vez que el motor haya arrancado, evita los acelerones bruscos. El aceite del motor, con el frío, está muy espeso, como la miel. Necesita unos minutos para coger temperatura, volverse más líquido y llegar a lubricar correctamente todas las partes altas del motor. Si le das un pisotón nada más arrancar, estarás provocando un desgaste prematuro por fricción entre piezas metálicas. Lo ideal es dejarlo a ralentí unos 30 segundos o un minuto y, después, iniciar la marcha con suavidad, sin subirlo mucho de revoluciones durante los primeros kilómetros.
El mundo del motor ha evolucionado, y los procesos de arranque también. Si tu coche es automático o híbrido, hay algunas particularidades que debes conocer.
En un coche automático, no tienes pedal de embrague, pero tienes una palanca de cambios con las posiciones P (Parking), R (Reverse), N (Neutral) y D (Drive). Por seguridad, la inmensa mayoría de coches automáticos solo te permitirán arrancar el motor si la palanca está en la posición ‘P’ o ‘N’. Además, casi todos te exigirán que pises el pedal del freno a fondo para poder accionar el motor de arranque. Es un sistema de seguridad para evitar que el coche se ponga en movimiento de forma accidental. El procedimiento sería: pie en el freno, palanca en ‘P’ y, entonces, girar la llave o pulsar el botón de arranque.
Los coches híbridos y eléctricos son un mundo aparte. Aquí, la experiencia de arrancar el motor puede ser desconcertante al principio, porque es completamente silenciosa. Pulsas el botón de arranque (con el pie en el freno y en ‘P’), se enciende el cuadro de mandos, aparecerá una luz que suele decir “Ready” o “Listo”, y… nada más. No hay ruido, no hay vibración. El coche está “arrancado” y listo para moverse en modo eléctrico. El motor de combustión solo se pondrá en marcha cuando la batería eléctrica necesite recargarse o cuando demandes una gran aceleración. ¡No te asustes por el silencio, es normal!
Cuidar tu coche es cuidar tu bolsillo. Forzar el motor en el arranque es una de las formas más sencilla y directa de acortar su vida útil. Además de los consejos que ya hemos visto, aquí tienes una lista final de buenas prácticas para mimar tu mecánica desde el primer segundo.
No mantengas la llave girada: Una vez que el motor ha arrancado, suelta la llave inmediatamente. Mantenerla en la posición de arranque mientras el motor ya está en marcha puede dañar seriamente el motor de arranque (el piñón de ataque chocaría contra el volante motor, que ya está girando a gran velocidad).
Dale tiempo al aceite: Repetimos, porque es vital. Los primeros minutos son cruciales. Conduce con suavidad, sin acelerones ni altas revoluciones, hasta que la aguja de la temperatura del agua (si tu coche la tiene) empiece a moverse y se sitúe en su posición normal.
Mantenimiento al día: Un aceite de buena calidad y con la viscosidad recomendada por el fabricante es el mejor amigo de tu motor, especialmente en el arranque en frío. Cambiar el aceite y los filtros según el plan de mantenimiento es la mejor inversión que puedes hacer.
Si falla, no insistas: Si al intentar arrancar, el motor no responde o lo hace con dificultad, no insistas girando la llave durante más de 10-15 segundos seguidos. Puedes agotar la batería y sobrecalentar el motor de arranque. Espera un minuto entre intentos y si al tercero no lo consigues, es probable que tengas un problema (batería, bujías, calentadores, etc.) que requiere atención profesional.
Al final, todo se reduce a entender un poco lo que ocurre bajo el capó. No hace falta ser un experto mecánico, pero aplicar estos consejos te ayudará a tratar tu coche con el cariño que se merece. Con estos sencillos hábitos, el proceso de cómo arrancar un coche se convertirá en el primer paso para cuidar tu vehículo durante muchos años y arrancar el motor sin problemas.